Noche en la ciudad Jules Dassin
Sinfonía de la huida
Noche en la ciudad Jules Dassin
Miguel Laviña Guallart | 29 abril, 2021
Cualquier referencia a la obra del director norteamericano Jules Dassin (1911-2008) se encuentra inevitablemente ligada a alguno de los tres aspectos que definen y determinan su trayectoria. En primer lugar, el nombre Jules Dassin aparece por lo general relacionado con la tristemente célebre “Caza de brujas”, la serie de procesos que condicionaron, a finales de los años 40 y principios de los 50, el desarrollo de la actividad cultural –y en especial cinematográfica- de EEUU. Dassin forma parte del amplio número de profesionales de la industria del cine incluidos en las “Listas negras”, algunos de los cuales se vieron obligados a abandonar EEUU para poder continuar con sus carreras. En una segunda aproximación, el legado de Dassin permanece justamente vinculado con el cine negro. Sucesivas revisiones lo han colocado como uno de sus artífices destacados, gracias a los filmes de su primera etapa americana, y en especial a sus dos obras más relevantes, Noche en la ciudad (Night and the city, 1950) y Rififí (1955), aunque los significados e intenciones que subyacen en estos largometrajes incluso desborden el film noir. Por último, el nombre de este cineasta ha quedado inexorablemente unido al de la actriz griega Melina Mercouri, pareja sentimental y protagonista de la mayor parte de sus películas a partir de los años sesenta.
Noche en la ciudad es la última película que Jules Dassin realiza para la Fox y significa el primer paso hacia un largo exilio que se prolongará 18 años –No volverá a realizar un largometraje en EEUU hasta 1968-. El rodaje de Noche en la ciudad debe llevarse a cabo en Londres durante unos meses en los que su nombre de sonaba insistentemente entre los investigados por el Mccarthismo. Darril F. Zanuck, entonces principal productor del estudio, decide que Dassin se traslade a Londres para adaptar la novela del escritor británico Gerald Kersh Night and the city (1938). Pretende de esta forma proteger a la película de las injerencias del llamado Comité de Actividades Antiamericanas (HUAC), indicándole que ruede primero las escenas más caras, para que más adelante pudiera resultar difícil paralizar la producción. Entre otros objetivos, el HUAC pretendía investigar a aquellos directores, guionistas o escritores miembros del Partido Comunista o sospechosos de su entorno, y rastrear los posibles mensajes o propaganda que pudieran dejar entrever en sus películas. Dassin al parecer quedó finalmente incluido en la “Lista negra” en 1951, tras ser señalado como comunista ante el HUAC por los realizadores Edward Dmytryk y Frank Tuttle.
Bajo su envoltorio de cine negro, la magnífica Noche en la ciudad se convierte en un poderoso testimonio de las inquietudes del director Jules Dassin. Sin duda, refleja la presión y las difíciles circunstancias a las que se vio sometido por los procesos de la “Caza de brujas”
Ante la imposibilidad de encontrar trabajo en EEUU, y tras las buenas críticas que recibiría por Noche en la ciudad, Jules Dassin intentará sacar adelante distintos proyectos en Francia e Italia durante los cinco años siguientes. Se encontrará con las trabas que imponía la política estadounidense para las personas represaliadas también en las producciones europeas, dificultando su posible estreno en EEUU o amenazando una futura distribución internacional. Incluso la entonces embajadora de EEUU en Italia llegó a pedir su expulsión del país por “persona indeseable”. Finalmente, tras numerosas dificultades e intentos fallidos, consigue realizar Rififí, una producción de origen modesto, apresurada preparación y resultados espléndidos. Presentada en el Festival de Cannes de 1955, logra el Premio al Mejor Director y un reconocimiento que le permite continuar con regularidad una segunda etapa creativa. Dassin será principalmente recordado por su carrera desarrollada en Europa, donde firma sus obras más de conocidas, como la citada Rififí, Nunca en domingo (1955) o Topkapi (1964).
Bajo su envoltorio de cine de género, la soberbia Noche en la ciudad esconde algunas de las inquietudes y rasgos de identidad de Jules Dassin, y sin duda refleja la presión y las difíciles circunstancias a las que se veía sometido durante el rodaje. El film le permite articular un poderoso testimonio personal, a través de un relato que se sustenta en una sucesión de traiciones entre sus personajes. No es extraño que pudiese sentirse identificado con un personaje principal que parece destinado a huir, un buscavidas que retrata con todas sus debilidades y bajezas, pero sobre el que despliega una gran comprensión. El devenir de este personaje le permite plasmar el desazonador estado que genera la certeza de una constante persecución. Estas connotaciones personales, junto al hecho de tratarse de un film de cine negro ambientado en Londres, realizado por un cineasta americano que se había distinguido por una visión realista de las ciudades, influyeron poderosamente en los resultados de la película, tanto en su extraño y sugerente poder visual, como por el palpable desaliento en el trasfondo del relato.
Noche en la ciudad comienza y finaliza con una persecución, la del protagonista del relato Harry Fabian -Richard Widmark-, un pequeño estafador con multitud de planes y escasos recursos. Dassin construye una estructura circular de la huida, una espiral en la que encuentra sumido Fabian, y que parece incapaz de romper. El film sigue sus incursiones por los bajos fondos londinenses, donde se mueve con evidente habilidad. Todos sus esfuerzos se dirigen a tratar de “triunfar” en su ambiente, dar el gran salto con negocios que parecen condenados desde el principio al fracaso.
Resulta interesante tratar de sondear los grados de identificación del director con este personaje, que construye mediante multitud de matices, incluso contradictorios. Presenta a Fabian como astuto timador que no duda en utilizar su encanto o mentir a aquéllos que le rodean y robar para salir de apuros, incluida a su novia Mary –Gene Tierney-. Alguien que nació y morirá siendo un hustler, como en cierto momento alguien le predice. Sin tratar ocultar sus vilezas, al mismo tiempo nos revela un soñador que desborda entusiasmo con sus proyectos, un personaje en continuo movimiento, con una energía y determinación similar a la que transmite Dassin en sus películas. Fabian forma parte activa de la cadena de traiciones del relato, pero también él será traicionado y sufrirá la delación, permitiéndole Dassin una redención final. Resulta apreciable este esfuerzo por alejarlo de los modelos del género, para adentrarse en una reflexión sobre las oportunidades perdidas y los sueños rotos. En este esfuerzo cuenta con la interpretación Richard Widmark, que da vida a Fabian de forma extraordinaria. El actor se encontraba en los primeros años de su carrera, y evoluciona respecto a anteriores filmes como El beso de la muerte (1947) o Cielo amarillo (1948). Su composición de Fabian logra generar sentimientos contradictorios, gracias a su aspecto al mismo tiempo fuerte y vulnerable, una falsa elegancia en la que no falta un continuo clavel en la solapa, y unos primeros planos que reflejan tanto la astucia de su sonrisa helada, como su desilusión y amargura.
Londres a través de la mirada de un extraño
Uno de los aspectos más sugerentes de Noche en la ciudad es el hecho de ver reflejada en la pantalla la ciudad de Londres a través de los ojos ajenos de un director americano especialista en el Noir, que se desenvuelve en sus exteriores con similir precisión a sus rodajes de Nueva York. De esta forma lo demuestra la primera secuencia en la que nos introduce en el submundo en el que se mueve Fabian, mediante un estupendo travelling que recoge su avance por el callejón del club donde trabaja, mientras va reconociendo y saludando a sus habituales. Los personajes se mueven por unos exteriores londinenses poco vistos en las producciones de la época, con un palpable realismo que descubre la cara oculta de la ciudad. Este intento de aproximación a la realidad y el rodaje en exteriores, aun con las limitaciones que suponía estar sujeto a la producción de un gran estudio, revela la influencia que en aquellos años había ejercido en Dassin la eclosión del Neorrealismo italiano. En este sentido, Noche en la ciudad queda vincula a las imágenes semidocumentales de Nueva York y San Francisco de sus anteriores filmes, La ciudad desnuda y Mercado de ladrones. De igual forma, antecede al posterior París mostrado en Rififí, donde rueda de nuevo las calles de los clubes nocturnos, los muelles y unas calzadas mojadas donde resuenan los pasos en la oscuridad, junto a los sórdidos márgenes que toda ciudad esconde. Esta aproximación a la realidad confluye en Noche en la ciudad con unas imágenes que descubren ecos expresionistas, obra del director de fotografía Max Greene, y que muestran la influencia de la época del cine mudo alemán donde comenzó su carrera bajo el nombre de Mutz Greenbaum.
Noche en la ciudad quedó sujeta a las exigencias de la Fox y sufrió alteraciones en su montaje definitivo. La banda sonora de la versión americana e inglesa está firmada por distinto compositor –Franz Waxman y Benjamin Frankel- y su metraje también difiere. A pesar de estas limitaciones, Dassib logra introducir un relevante contenido social y su interés por el desarrollo del individuo en la sociedad. Noche en la ciudad también deja entrever las inexorables divisiones sociales, en otra ciudad, en otro país. Resulta reveladora la escena en la que Fabian va a visitar a una especie de “fabricante” de mendigos, o el contraste entre la sordidez de algunas escenas nocturnas y las elegantes localizaciones diurnas. El relato de Noche en la ciudad gravita en torno a un local nocturno, El zorro plateado, un escenario que adquiere un alto valor simbólico. Las sombras de sus cristaleras simulan una especie de tela de araña, desde donde el dueño del local traicionará a Fabian, y en la que también parece estar atrapada su esposa, regresando a sus redes tras haber intentado abandonarle.
Jules Dassin conduce Noche en la ciudad hacia una memorable secuencia final, que significa la última huida de Fabian y su posibilidad de redención. El director introduce algunos elementos que auguran este trágico destino. Tras asegurarle el dueño del club que es literalmente un “hombre muerto”, Fabian está a punto de ser atropellado por un coche. Más adelante, cuando desesperado registra el apartamento de su novia Mary para conseguir algo de dinero, ésta le dice: “Me estás matando, te estás matando”. La huida se prolonga por las calles de un fantasmal Londres nocturno, mientras Fabian comprueba que ha sido traicionado y que todos parecen dispuestos a delatarlo. Finalmente encuentra un momento de sosiego en los almacenes del muelle, donde la lucidez ante su inminente final le llevará a reconocer que está cansado -tan sólo quiere “sentarse y descansar”-, confesando que toda su vida ha estado huyendo, de su padre, de la propia sociedad. El sonido de unos pasos adquiere el significado del anuncio de su muerte, y un primer plano muestra el devastador efecto en el rostro de Fabian. La sobrecogedora huida conduce hasta la incierta hora entre el final de la noche y el amanecer, instantes en los que termina la pesadilla para Fabian, y que se erigen como un testimonio de la espiral de huida en la que se vio inmerso Jules Dassin.
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